Prueba y error, doctrina de Zapatero

Paul K. Feyerabend (Viena, 1924 – Zúrich, 1994), padre del anarquismo epistemológico, pasó de Marx a Popper sin inmutarse, estudió en la London School of Economics y desarrolló una teoría sobre el cambio y las rectificaciones que  le viene al pelo a Zapatero. La síntesis de su pensamiento está recogida en su obra “Contra el método” (Ariel, 1974) basada en el error como fenómeno histórico. Pone patas arriba el sistema tradicional del aprendizaje a través de verdades empíricas y aporta un nuevo esquema basado en una teoría anarquista del conocimiento. El político como el científico -señala-, ante una situación histórica particular, debe aprender a reconocer el error y a convivir con él, teniendo siempre presente que él mismo está sujeto a añadir nuevos errores en cualquier etapa de su vida.

También encontramos una explicación a las continuas rectificaciones de nuestro presidente en los consejos de Lenin al buen revolucionario: “aquellos que quieran cambiar la sociedad deben ser capaces de aplicar no sólo una metodología en particular sino cualquier variación de ella sin excepción y deben estar preparados para pasar de una a otra de la manera más rápida e inesperada.” No estamos pues ante un pollo sin cabeza -como dice la oposición,- sino ante un científico social que, como dice Feyerabend, “necesita una teoría del error que añadir a las reglas ciertas e infalibles que definen la aproximación a la verdad”.

Pasar del socialismo de Rodiezmo  a rebajar sueldos, congelar pensiones y subir impuestos, con parada en las rectificaciones del BOE, exhibiendo modelos del Vogue; decir un día una cosa y al día siguiente la contraria, no debe ser objeto de crítica sino de estudio en las escuelas de negocio, por ejemplo en Harvard, con su famoso método del caso o de prueba y error. Como debería ser objeto de El Caso, pero del diario de sucesos, el caos que preside la elaboración de los PGE para 2011 a ciegas, sin directrices ni cuadro macroeconómico.

Artículo publicado por Jesús F. Briceño en el diario La Gaceta (Madrid), el 27 de mayo de 2010

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