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Los PGE para 2011 son “para salir del paso” , según el Instituto de Estudios Económicos

  • La presión fiscal repercutirá negativamente sobre el crecimiento económico.
  • Se deberían recortar las cotizaciones sociales y el impuesto sobre sociedades.
  • La previsión del Gobierno sobre el PIB y la tasa de paro no son realistas.
  • El déficit público se ha convertido en un problema por sí mismo.

El Instituto de Estudios Económicos ha presentado la Nota de Opinión sobre los Presupuestos Generales del Estado para 2011. El informe, presentado por Gregorio Izquierdo, Director del Servicio de Estudios, destaca que los PGE para el año que viene son unos Presupuestos “para salir del paso” y carentes de política económica, en los que se han elevado los impuestos y recortado de forma lineal casi todos los programas de gasto, pero sin un plan consistente a largo plazo. Faltos de credibilidad, deberían haber reestructurado el gasto, mediante un replanteamiento de numerosas políticas y una reforma profunda en las Administraciones Públicas. Para ello hace falta un plan integral, coherente y estructurado. Además, la mayor presión fiscal que suscitan los Presupuestos repercutirá negativamente sobre el crecimiento económico, impactando sobre la competitividad empresarial y sobre la creación de empleo, por lo que debería priorizarse el recorte de aquellos que penalizan la contratación (cotizaciones sociales) o reducen su nivel por la vía de encarecer la inversión (impuesto sobre sociedades).

A pesar de la profunda crisis que está atravesando España, ésta ha conseguido, por el momento, escapar del ojo del huracán de la crisis de la deuda que arrasó los mercados financieros europeos entre abril y junio, y que obligó al Gobierno a adoptar una política más seria de consolidación fiscal. Este respiro ha sido posible gracias a la credibilidad generada por los ajustes fiscales iniciados, por el intenso proceso de reestructuración en el que se encuentran las Cajas de Ahorros y por la publicación de los test de estrés a finales de julio. Pero este equilibrio es muy frágil, por lo que los PGE deberían, ahora más que nunca, despertar confianza y credibilidad.

En los dos primeros trimestres de este año, nuestra economía ha presentado tasas de crecimiento intertrimestrales positivas, un 0,1% y un 0,2%, respectivamente, gracias a un renovado, aunque probablemente temporal, empuje de la demanda nacional, tanto del consumo como de la inversión en bienes de equipo, cuya aportación al crecimiento ha vuelto a ser positiva tras ocho trimestres de contribuciones negativas. Pero los datos que se conocen del tercer trimestre apuntan a un debilitamiento de la actividad económica. El cuadro macroeconómico para los PGE de 2011 prevé un ascenso del PIB del 1,3%, cifra irreal si la comparamos con la manejada por el consenso y por los organismos internacionales, que se sitúa entre el 0,4% y el 0,8%.
Respecto a la previsión de la evolución del empleo tampoco es realista. Se estima un ascenso del 0,3%, cuando lo más probable es una caída del 0,5%. La tasa de paro media anual, por su parte, no bajará del 20%, frente al 19,3% pronosticado por el Gobierno. En suma, el cuadro macro sobre el que se sustentan los PGE-2011 contiene una sobreestimación de la demanda y del producto, y una infraestimación del desempleo, lo que hace imposible el cumplimiento de las previsiones de los ingresos y de muchos de los gastos contenidas en los mismos.

Es necesaria una reestructuración del gasto público
Los recortes han sido muy generalizados, y afectan prácticamente a todas las políticas y a todos los programas de gasto, con pocas excepciones. La estrategia seguida por el Gobierno
para afrontar el ajuste ha sido la de recortar la dotación destinada a cada programa, especialmente en los capítulos de operaciones de capital. En lugar de ello, se debería haber efectuado una reestructuración completa del gasto mediante el replanteamiento de todos y cada uno de los programas, suprimiendo en su totalidad los que sean innecesarios o dupliquen otros de las CC.AA., por tratarse de competencias transferidas, integrando programas para reducir costes cuando sea posible. Asimismo, se debe llevar a cabo un plan de reforma global de las Administraciones Públicas para elevar su eficiencia y reducir su tamaño, labor que puede superar el ámbito de actuación de unos PGE, y que requiere la colaboración de todas las Administraciones Territoriales, pero hacia el que el Gobierno no ha dado ningún paso.

La entrada en vigencia en 2011 del nuevo sistema de financiación territorial conlleva una reducción tanto de los ingresos del Estado, debido a la mayor participación de las Comunidades Autónomas en la recaudación impositiva, como de los gastos, porque esa mayor participación en los ingresos supone también una reducción de los recursos transferidos a las mismas. Esto hace que las cifras de gastos totales contenidas en los PGE-2011 no sean comparables con las de los PGE-2010, salvo que se excluya de ambas la cuantía destinada a la financiación de las Administraciones Territoriales. En estos Presupuestos, una de las partidas que ha sufrido mayores recortes ha sido la inversión pública, que debería ser revisada, mientras que el recorte previsto del gasto público será insuficiente. Crece la presión fiscal; se aplaza la recuperación

El Proyecto de PGE estima unos ingresos impositivos totales por valor de 164.278 millones de euros para el próximo año, es decir, un 6,2% adicional respecto al año anterior atendiendo al avance de la liquidación. El aumento de la recaudación impositiva viene avalado, fundamentalmente, por dos hechos: la recuperación económica prevista por el Gobierno para 2011 y el aumento de la presión fiscal motivado por la subida de los tipos impositivos de distintas figuras tributarias. Es cierto que la consolidación presupuestaria era inaplazable e ineludible para devolver la confianza a los agentes económicos, pero la vía adecuada es la de la reducción del gasto. En este sentido, las medidas de consolidación presupuestaria no deberían incluir un aumento de la presión fiscal, y mucho menos sustentar ese aumento en la imposición directa. De hecho, es inconcebible que la recaudación impositiva directa crezca un 6,5% frente al aumento del 5,7% de los impuestos indirectos, lo que responde a una estructura tributaria que provoca un exceso de gravamen, distorsionando las principales decisiones de los individuos sobre el trabajo, el ahorro o la inversión. En el contexto actual en el que se atisba una leve recuperación económica, no resulta lo más conveniente penalizar el trabajo dado el nivel de desempleo ni tampoco el ahorro con el elevado nivel de endeudamiento de la economía española. Dentro de las prioridades, es obligado revisar el Impuesto sobre Sociedades que sigue siendo uno de los más gravosos de Europa con el consiguiente impacto sobre la competitividad empresarial, la cual se vería beneficiada además si se redujeran las cotizaciones sociales a cargo del empleador.

El déficit público seguirá disparado durante este año, por lo que es necesario un ajuste vía reducción del gasto público corriente y nunca incrementando los impuestos, ya que los multiplicadores de recuperación económica son más elevados para las bajadas de estos últimos que para los aumentos de gasto. Nuestro déficit público se ha convertido en un problema en sí mismo. Hay que contemplar el déficit del 2010 que, incluso, tras el plan de ajuste de mediados de año, va a cerrar este ejercicio en un nivel del 9,3% del PIB, según el Gobierno, cuantía que también supone un importante discrepancia respecto al 5,4% que planteaban los Presupuestos para este ejercicio en curso. Si los Presupuestos no se cumplen y, además, en magnitudes elevadas, pierden credibilidad, con lo que dejan de servir de referencia a los agentes económicos. Es obligado evitar las desviaciones y ampliaciones de crédito sobre lo presupuestado. A estos efectos, se debería en los PGE incorporar un detalle de las partidas de ajuste y de la prioridad entre ellas, que serían de supresión automática en el caso de que se produjeran desviaciones de gasto o aumentos de déficit por encima de la previsión inicial. Un programa de consolidación presupuestaria suficiente y creíble es la clave también para luchar contra el espectacular aumento de las primas de riesgo de nuestra deuda pública derivado del incremento del déficit, como ocurrió la pasada primavera, que puso de manifiesto una fuerte pérdida de confianza acerca de nuestra capacidad de hacerla frente en el actual contexto recesivo.

Acuerdo del Ecofin para salvar a los países con economías en crisis

El Consejo de Economía y Finanzas (Ecofin) ha alcanzado un acuerdo sobre un paquete crediticio de más de 500.000 millones de euros destinado a cubrir las necesidades de los socios con problemas de solvencia y defender el euro, tras la reunión de más de once horas celebrada en Bruselas, que finalizó en la madrugada de este lunes.

El mecanismo europeo de estabilización incluye una facilidad de ayuda a la balanza de pagos por valor de 60.000 millones de euros, con los recursos propios de la Unión como garantía, más 440.000 millones en fondos o garantías aportados por los Estados miembros de la Eurozona, así como una cantidad del Fondo Monetario Internacional (FMI) de al menos la mitad de lo aportado por Europa.

El paquete de ayuda acordado se añade a los 110.000 millones de euros decididos para el rescate de Grecia, que los europeos y el FMI comenzarán a desembolsar de forma inmediata.

La vicepresidenta segunda del Gobierno español y ministra de Economía y Hacienda, Elena Salgado, ha destado, en conferencia de prensa, que la reunión extraordinaria del Ecofin, convocada por la Presidencia Española de la UE, pretende poner en marcha mecanismos de estabilidad financiera, así como preservarla en Europa y, en particular, en la zona euro.

Salgado indicó que en dicha reunión se logró el compromiso de sostenibilidad fiscal para favorecer el crecimiento económico de todos los Estados miembros y agregó que las medidas incluyen planes “que deben acelerarse”.

En este contexto, añadió que existe el compromiso de avanzar en la regulación y supervisión del Sistema Financiero y, en particular, en los productos derivados y en las agencias de calificación (rating), así como acelerar los trabajos en materia de gestión de crisis.
Se acelera la consolidación fiscal en España

Elena Salgado aseguró que las «circunstancias excepcionales» a las que hace frente la zona euro aconsejaban acelerar la consolidación fiscal en España, y explicó que el anuncio de una mayor reducción del déficit en 2010 y  2011, «no es adicional» a la consolidación ya prevista para el período 2010-2013, sino que supone adelantar el esfuerzo a los dos primeros años.

El plan consiste en una reducción adicional de 0,5 puntos porcentuales en 2010 y de un punto adicional en 2011.

La ministra de Economía y Hacienda española recordó que el pasado viernes todos los líderes constataron que la zona euro atravesaba circunstancias excepcionales que aconsejaban respuestas excepcionales, y todos se comprometieron a acelerar la consolidación fiscal.

«El elemento de consolidación ha cobrado más importancia que el elemento de crecimiento», argumentó Salgado en respuesta a una pregunta por el efecto que el ajuste pueda tener sobre el crecimiento de la economía española.

En este contexto, Salgado anunció que España presentará sus medidas concretas el próximo 18 de mayo en una nueva reunión del Ecofin  y avanzó que el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, dará a conocer los detalles el próximo miércoles en el Congreso de los Diputados español.

Joaquín Almunia cree que hay más alternativas que una simple subida del IVA

El vicepresidente de la Comisión Europea y comisario de Competencia, Joaquín Almunia  advirtió en el Fórum Europa que la creación de un fondo monetario europeo para resolver los problemas como los acaecidos en Grecia «es pensar en el largo plazo y eso es un lujo si aún no hemos resuelto los problemas a corto y medio plazo». En el desayuno informativo organizado por Nueva Economía Fórum, Almunia afirmó que “la crisis griega se ha trasladado al conjunto de la UE” y que “todos los responsables nos tenemos que replantear una serie de preguntas”, cuando la unión monetaria cumple 11 años de existencia. Según Almunia, no solo se debe definir “como atajar la crisis griega, sino cómo se debe mejorar el sistema para afrontar posibles crisis en algún país miembro”. Por ello, defendió que la UE debe planear bien cómo responde a los esfuerzos griegos para resolver la situación, unos esfuerzos que, según Almunia, “llegan demasiado tarde”.

“Exigen acuerdos de gran trascendencia”, añadió el vicepresidente de la Comisión, quien admitió que “no estamos preparados para una respuesta rápida, ya que estamos teniendo que acelerar un trabajo que no se hizo durante los buenos momentos de crecimiento económico”. Por ello, cree que en los próximos meses “se deben adoptar decisiones claves para orientar el conjunto de la década en una senda de crecimiento sostenible y competitivo porque no podemos seguir como antes de la crisis mirando con temor y actitudes defensivas a los competidores y en particular a los países emergentes”. Entre las tareas pendientes, se refirió a la mejora de la actividad y la coordinación de los órganos supervisores y reguladores, la aprobación de la directivas sobre los requisitos de capital y fondos propios de las entidades financieras, el perfeccionamiento de los mecanismos de solución de crisis en los sistemas financieros y abordar el control de los productos derivados y los ‘hedge funds’.

El vicepresidente de la Comisión Europea y comisario de Competencia, Joaquín Almunia, afirmó en el Fórum Europa que la decisión de España de subir el IVA es una medida «positiva» para reducir el déficit público, aunque aclaró que «no es la única alternativa». Almunia defendió que “lo que no es aritméticamente posible es reducir el déficit sin cortar el gasto y reduciendo los ingresos”. “Esa historia nunca me la he creído y menos en un momento como el actual”, agregó Almunia, quien señaló que “la cuestión es de dónde se sacan esos ingresos adicionales”. Por ello, consideró razonable que haya diferentes opiniones sobre cómo reducir el déficit y apuntó que es más difícil hacerlo vía reducción del gasto que a través de una subida de los ingresos.

Sobre las alternativas, Joaquín Almunia se refirió a otro tipo de vías impositivas, como las relativas a la imposición de tasas a ciertas energías (impuestos verdes) o sobre la riqueza, “mecanismos que han ido perdiendo fuerza en los últimos años y que tienen más posibilidad de avance”. En cuanto al efecto en el consumo de una subida del IVA, recordó que hace unos años Alemania incrementó un 3% el IVA y que no quedó claro si esto tuvo o no impacto. Además, añadió que en ese caso un tercio del incremento se dedicó a reducir las cotizaciones sociales.

Por otro lado, se refirió al conjunto de medidas contenidas en el plan de estabilidad presentado por el Gobierno español a la Comisión Europea para reducir el déficit al 3% en 2013, que actualmente está siendo analizado por las autoridades comunitarias. Para Almunia, el programa de España, al igual que el de otros países como Francia, “está bien para 2010”, aunque advirtió de que en los años siguientes “depende de que se confirmen unas previsiones macroeconómicas que pueden pecar de cierto optimismo”. “Ojalá los expertos de la comisión se equivoquen y se confirmen en la realidad estas previsiones, porque a nadie le molesta que se crezca más que lo previsto”, concluyó.

El vicepresidente de la Comisión Europea, Joaquín Almunia, denunció en el Fórum Europa la «hipocresía, cinismo e ignorancia» de algunos países con respecto al proceso de integración europea, por estar pidiendo que se vuelva a la situación previa a la aprobación del Tratado de Lisboa. Por ello, durante su intervención en el foro de debate, organizado en Madrid por Nueva Economía Fórum, pidió que “se dejen de lado y se rechacen los argumentos poco fundados que reflejan determinados estados de ánimo de aquellos que no se sienten cómodos cuando la integración europea avanza”.

Según el también comisario europeo de la Competencia, las críticas a la entrada en vigor del Tratado reflejan “falta de visión y cortedad de miras”, ya que “la cooperación entre naciones por sí misma no resuelve nada y hace falta buscar la fusión de intereses y no solo el equilibrio de éstos”. “Con la suma de intereses nacionales Europa no va a ganar esta batalla”, agregó Almunia, quien reiteró que “no se puede salir de la crisis pegando golpecitos en el hígado del vecino”. “Con esta crisis tenemos que aprender que necesitamos poner nuestros esfuerzos al servicio de unas mayores cuotas de integración y que esa es la manera de que Europa tenga futuro y que no sea irrelevante, que es a lo que nos llevarían los nacionalismos y los proteccionismos”, prosiguió.

A este respecto, admitió que la tramitación del Tratado de Lisboa ha generado “cierto distanciamiento respecto a la idea europea, que ahora tenemos que recuperar en un momento extraordinariamente difícil”. Por ello, destacó que la Presidencia española “es clave y única durante los últimos años, porque es la que tiene que llevar a la práctica el Tratado de Lisboa” y “es un país que difícilmente podría ser más indicado para un momento tan importante para la UE”. “Es una presidencia que todos los demás europeos y europeístas están agradeciendo”, apuntó Almunia, quien concluyó que si presidiera la UE “un país con recelo y reticencia de la integración europea, la puesta en marcha del Tratado estaría sufriendo mucho”.

(Nueva Economía Fórum)