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La Economía del esperpento

Si un empresario fracasa no le queda otra que plegar velas, liquidar el negocio y tratar de buscar las habichuelas en otro sitio. Así ha ocurrido con unas doscientas mil empresas en los dos últimos años, una media de 270 sociedades diarias. Eso sin contar los autónomos que desaparecen a un ritmo todavía mayor, a razón de 500 diarios. Si el que fracasa es un político es recolocado sin merma en sus honorarios, si cabe incrementando los mismos con las indemnizaciones pertinentes. Otro gallo cantaría si Celestino Corbacho tuviera que pasar por la lista del paro y los trámites del INEM, hacer cola desde la siete de la mañana, sacar su numerito y presentar su desvencijado curriculum ante un funcionario que tiene que atender a 150 parados al día.
Mientras esto ocurre en la España real, la cama de la política ofrece el esperpento de unos Presupuestos que sin estar presentados ya cuentan con un padrino generoso que a diferencia de lo que es habitual y correr con el gasto, quiere romper la hucha del abuelo. A cambio, dos años de estabilidad para negociar con ETA. El esperpento es que ahora el otro padrino catalán (CiU) pide cuentas a Zapatero a costa de la reforma laboral y las pensiones. ¿Pero no habían sido ellos los que con su abstención en el Congreso han dado oxígeno al Gobierno?
Esta es la España de los despropósitos ya que el mismo día un ciudadano corriente puede  escucha a Zapatero con rostro demudado defender la austeridad y los recortes y, al mismo tiempo, comprobar cómo su dinero se reparte a manos llenas. Sin ir más lejos (ver BOE) 302.000 euros para Festivales de cine ó 219.989,30 euros para libros sobre mujeres a costa del Ministerio de Igualdad, con títulos tan sugerentes como “Emma Goldman. Anarquista de ambos mundos”; “Poseía eres tu… pero yo no quiero ser poesía” o “Alta velocidad (Divinas y chamuscadas)”. No cortar de raíz el despilfarro es un insulto a parados y jubilados a los que se les van a rebajar sus ingresos.

Artículo publicado por Jesús F. Briceño en el diario La Gaceta (Madrid), el 10 de septiembre de 2010

El pulpo del FMI

En pleno debate sobre el Estado de la Nación el FMI, como el pulpo Paul, ha hecho sus pronósticos sobre España, pero en esta ocasión no vaticina el triunfo de los mundialistas de Del Bosque sino el calvario de la economía de Zapatero. Los agentes del FMI son pulpos sin alma que se posan sobre las economías de los países, catan la ostra de sus cuentas, y emiten su veredicto. Los chicos de Dominique Strauss-Kahn, con su portafolio y el Financial Times bajo el brazo, sólo piensan en dólares y leen los datos en inglés. Y por mucho que se empeñe el Gobierno en enseñarles la patita de los brotes verdes de un paupérrimo crecimiento del PIB, no pican.

Los agentes del FMI tienen un lenguaje críptico. Hablan de “paquete fiscal” cuando en realidad quieren decir “recorte social” y se refieren a los “activos de mayor riesgo” cuando quieren decir “bancos o cajas en quiebra”. Aunque Zapatero se desgañite en el Congreso para presentar una situación idílica en la salida de la crisis o Rajoy le conteste con el Apocalipsis, el FMI dice sin inmutarse que España crecerá menos de la mitad de lo que apunta el Gobierno y que todavía está pendiente que la ministra Salgado ponga nombre y apellidos a una rebaja del déficit del 1,7%  del PIB,  unos 17.000 millones de euros. Lo que se ha hecho hasta ahora (rebajar sueldos, congelar pensiones y subir impuestos), por duro que sea, no basta y el FMI insta a Zapatero a aplicar nuevas medidas de ajuste.

El Gobierno, azuzado por los sindicatos, se resiste a ser portador de malas noticias y mantiene un crecimiento del 1,3% en 2011. Para el FMI la incipiente recuperación de la economía española será débil y frágil y la previsión de este cefalópodo económico no va más allá del 0,6%. Con este exiguo crecimiento ¿dónde se van a colocar los 4.660.000 parados que buscan empleo? El mundial de fútbol nos ha traído muchas lecciones y una de ellas es que los entrenadores que han fracasado han dimitido o los han cesado. ¿Para cuándo en España?

Artículo publicado por Jesús F. Briceño en el diario La Gaceta (Madrid), el 15 de julio de 2010

Ansia y gula de poder

Hasta ahora sólo conocíamos la gula del norte, pero ayer la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega, a falta de otros argumentos, abordó el debate sobre las pensiones, espoleada por Soraya Sáenz de Santamaría, con el latiguillo de que los del PP  tienen “ansia y gula de poder”. Y se quedó tan pancha. Lo del ansia no es cita de Rubini o de Krugman, sino del humorista José Mota, y lo de la gula debe atribuírsele a Arguiñano. En estas fuentes económicas bebe la “vice” para no ir a la zaga de las nuevas virtudes cardinales que ha esgrimido Zapatero contra la crisis: responsabilidad, trabajo y temple; o las del parlamentario que jaleó al presidente en el Senado, Arcadio Díaz  Tejera, quien agradeció a ZP su “chute de optimismo”. Con estos mimbres quiere el Gobierno rebajar el déficit en cincuenta mil millones de euros en tres años, reducir la deuda anual del 12 al 3 por 100 y cumplir nuestros compromisos de devolver el principal y los intereses de más de seiscientos mil millones de euros.

Con ser estos datos preocupantes más lo es el desconocimiento de que hace gala el presidente del Gobierno y su ministro de Fomento y vicesecretario general del PSOE, José Blanco, acerca del funcionamiento de las finanzas internacionales. La especulación forma parte de la vida diaria de los mercados y no responde a ninguna conspiración. Las divisas compiten entre sí y sirven para algo más que para comprar mercancías. Los movimientos especulativos sobre el euro, el dólar, la libra o el yen están a la orden del día y a veces no son tan diabólicos, ya que una depreciación del euro puede favorecer nuestras exportaciones. Algunas de las grandes fortunas, como la del hoy filántropo George Soros -estimada en más de siete mil millones de dólares-, se gestaron especulando contra la libra y poniendo contra las cuerdas al Banco de Inglaterra. Así se la gastan los mercados y no vale explicarles la Ley de memoria histórica, las políticas de género o la alianza de civilizaciones. Sólo entienden de riesgo y rentabilidad. Esas son las reglas; lo demás, ansia y gula.

Artículo publicado por Jesús F. Briceño en el diario La Gaceta (Madrid), el día 11 de febrero de 2010