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Nucleares, sí gracias

Para empezar: no cobro un duro por escribir este artículo, salvo lo que me pague LA GACETA. Pongo el carro delante de los bueyes para que no vengan luego los ecologistas (“Verdes por fuera, rojos por dentro”, Ussía dixit), con la cantinela de que cuando se cita la energía nuclear se hace desde el fondo de reptiles de las eléctricas. Si así fuera Sebastián, Zapatero y hasta Felipe González también estarían en la nómina oculta del kilovatio. Y si me apuran, hasta el PNV, que tiene la hipocresía de apoyar el cierre de Lemóniz y ahora se apunta a alargar la vida de las centrales alejadas de Araba, Bizkaia y Guipuzkoa. Tampoco el PP de Aznar tiene mucho de qué presumir al respecto, ya que dio por buena la moratoria nuclear que ahora critica.

Cojan el recibo de la luz y entenderán de qué estamos hablando. Eso sí, hemos ganado en transparencia ya que ahora cualquier consumidor sabe que sólo el 56% de su factura eléctrica se debe a la potencia consumida y el resto, ¡el 46%! a impuestos, recargos y otros conceptos, entre los que figuran la amortización de las centrales nucleares en construcción que el Gobierno del PSOE cerró por decreto, y a las subvenciones a las energías renovables, eso que el Gobierno llama eufemísticamente déficit de tarifa.

El cuento del Gobierno y sus mariachis con la energía nuclear es la mayor tontuna de Occidente. En el mundo hay 436 centrales nucleares instaladas, 43 en construcción y otras 108 planificadas con presupuestos aprobados. En EE UU hay 104; en Alemania, 17; en Canadá, 18; en Francia, 59; en Bélgica, siete; en Japón, 53; en Reino Unido, 19; en Rusia, 31; en Suecia, 10; y en Suiza, cinco. Finlandia está construyendo otra, en los EE UU de Obama tienen 13 planificadas y no les hablo de China, Rusia, Corea o India, porque nos vamos al centenar. En España, sólo ocho. Insistir en la energía verde como única alternativa es un suicidio asistido que hipoteca a las generaciones futuras como hemos comprobado con el IPC de enero.

Artículado de Jesús F. Briceño publicado en el diario LA GACETA (Madrid), el 17 de febrero de 2011

http://www.intereconomia.com/noticias-gaceta/opinion/nucleares-si-gracias-17022011-20110217

El precio del voto

Los Presupuestos Generales del Estado (PGE) retratan cada año al Gobierno y a sus compañeros de viaje. En este caso Coalición Canaria y el PNV. Los PGE para 2010 podrían aspirar al récord Guinnes por la unanimidad de instituciones económicas, políticas y sociales en su contra. La guinda la han puesto los exministros socialistas Solchaga y Solbes que vaticinan que Elena Salgado se convertirá como Lot en estatua de sal.

El Gobierno va a sacar adelante los Presupuestos con mayoría suficiente de escaños, pero no de votos populares. La Ley de D´Hont se adoptó como un instrumento para evitar la dispersión de la representación popular entre los partidos minúsculos que se presentan a las elecciones y primar a los mayoritarios, pero la norma electoral acabó beneficiando a los partidos nacionalistas. En 2008 votaron 25 millones y medio de españoles.

Los votos del PSOE, el PNV y Coalición Canaria sumaron 11,5 millones de sufragios. Esos once millones y pico se van a imponer a los casi trece que suman el resto de los partidos que no van a dar su apoyo al Gobierno y piden la retirada de los Presupuestos. De nada sirve que los PGE no se sostengan en sus previsiones de ingresos y gastos y que su objetivo sea pagar subvenciones y no crear empleo; el PNV quiere blindar su Concierto y los canarios 25.000 millones para sus islas. Ese es el precio del voto.

Artículo publicado por Jesús Fernández Briceño en el diario La Razón (Madrid), el 21 de octubre de 2009

El PIB no engaña

La confirmación del descenso del PIB nos aleja de otros países  que ya están en la senda de la recuperación. La salida de la crisis requiere confianza y capital inversor más allá de planes y subvenciones coyunturales. Pero el clima en el que se desenvuelve la vida política en verano está trufado de noticias alarmantes sobre escuchas y espionajes que aportan poco a la seguridad jurídica que debe primar en un país que pretende ser reconocido entre las primeras potencias del mundo.

Siempre que se vislumbra un cambio en el panorama económico o político aparece nuestro «Watergate» particular. Ocurrió en el asalto del socialismo a los grandes bancos; poco después, el CESID y otros agentes «pseudopoliciales» protagonizaron otra batalla de dossieres y escuchas que afectó a empresarios y medios de comunicación. Hubo espías en la batalla de las opas de Endesa. La recurrente utilización de estos métodos con fines torticeros poco ayuda a atraer la inversión tan necesaria en estos momentos como antídoto contra la crisis.

En el ránking que elabora el Banco Mundial sobre los mejores países para hacer negocios España lleva varios años perdiendo posiciones, y en un discreto puesto en la mitad de la tabla. La economía española sigue planteando numerosas trabas a la apertura de nuevos negocios y el clima de inseguridad que evidencia este espionaje incontrolado no es el mejor caldo de cultivo para atraer capitales.

Artículo publicado por Jesús Fernández Briceño en el diario La Razón (Madrid), el 16 de agosto de 2009