Las verdades de Montoro

El ministro de Hacienda ha presentado unos Presupuestos sobre los que no caben medias tintas: o marcan el camino de la recuperación o serán un estrepitoso fracaso. Por el bien de todos deseamos que acierte, pero contenemos el aliento ante el funambulista en la cuerda floja salvando el abismo. Las verdades de Montoro ante estos PGE son como las verdades del barquero.

Dice la tradición popular que el barquero exigió a un estudiante más tieso que la mojama que le dijera tres verdades irrefutables para cruzarle el río. Así le dijo: (1) Pan duro, duro, más vale duro que ninguno; (2) Zapato malo, malo, más vale en el pie que no en la mano; (3) Si a todos pasas como a mí, dime, barquero, ¿qué haces aquí? Algo parecido puede contestar Cristóbal Montoro a los que le exigen qué explique las razones que le han llevado a presentar estas cuentas que dan un tajo histórico al gasto y hacen un acto de fe sobre los ingresos.

Más allá del ajuste muy duro de estos PGE, casi nadie se fija en que seguiremos viviendo de prestado, gastando casi sesenta mil millones más que no tenemos, y al fiador o al prestamista hay que darles garantías de que vamos a pagar. Hay quien se rasga las vestiduras porque va a haber menos dinero para casi todo, ¿pero qué esperaban tras el despilfarro de Zapatero?

Es difícil aceptar alguna de las propuestas de estos PGE como la amnistía fiscal, que es un trágala para el delincuente y un agravio para los que pagamos religiosamente nuestros impuestos. El Gobierno pide que nos tapemos la nariz mientras se abren las alcantarillas del fraude para que el dinero negro riegue las arterias anquilosadas de la economía española. Si no queda más remedio habrá que tragar, pero bien puede aplicarse el Gobierno las tres verdades del cuento: Fuera lujos, prebendas y gastos inútiles; pan duro para todos, sin excepciones. Lo que hay son deudas y mejor pasamos este año con zapatos rotos que descalzos. Pero atención a la última: Si perdonas a los tramposos, ¿quién paga la crisis?

Artículo publicado por Jesús F. Briceño en el diario LA GACETA (Madrid), el 15 de abril de 2012

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