De Guindos tenía razón

No hay nada más estéril en política que negar la evidencia. El Gobierno tiene el compromiso de recortar el gasto pero cuando trata de pasar de las musas al teatro nadie se atreve a decir la verdad. Y si la dice le llueven más palos dentro de su propio partido que desde la oposición. El PP se cuece en su propia salsa porque le da vergüenza decir a viva voz, en ruedas de prensa o en Parlamento, lo que te filtran por lo bajo. Quieren que la prensa les haga el trabajo sucio a base de globos sonda, a ver si hay tormenta o escampa.

Lo de los recortes en sanidad y las distintas formas de copago está encima de la mesa desde antes de que Rajoy ganara las elecciones porque el sistema es insostenible. Se puede endulzar la medida diciendo que las rentas más altas paguen más por las recetas, pero no estamos ante un problema de equidad, sino de cantidad. Si pagando un 10 por 100 más por las medicinas se ahorran 3.500 millones, bien venidos sean, ya que nos seguirá saliendo gratis el otro cincuenta por ciento que cuestan los fármacos. Y si los jubilados tienen que pagar un 10 por 100 que se alegren de que le sale gratis el otro 90 por 100 de la botica. El Gobierno les subió la pensión por un lado y se lo resta por otro, así es la vida y nadie da duros a cuatro pesetas.

La realidad, que es más terca que una mula, ha demostrado que el que tenía razón en este debate era el ministro de Economía, Luis de Guindos, que es el menos político del gabinete, y por eso dice las cosas a la pata la llana y se le entiende todo. Otra cosa es que, como otros de más alta cuna,  esté realmente preocupado por la crisis, porque los tecnócratas que saltan del Credit Suisse, de Goldam Sachs o de Lehman Brothers a los gobiernos, y viceversa, tienen la sangre de horchata y el paro juvenil no les quita el sueño. Igual que los “amos del universo” del FMI que después de ponernos a parir, ahora dicen que a lo mejor nos hemos pasado con los recortes. (Foto: lamoncloa.es)

Artículo publicado por Jesús F. Briceño en el diario LA GACETA (Madrid), el 29 de abril de 2012

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