Letra keynesiana y música liberal en la cumbre de Washington

La cumbre de Washington ha tenido la virtualidad de que todas las partes concernientes y todos los países se consideran vencedoras tras la foto y el comunicado oficial. Algo precido a lo que ocurre tras una jornada electoral en la que todos los partidos celebran la victoria, unos porque han ganado de verdad, otros porque han perdido por poco y otros por que si sumanos por aquí y restamos por allá les pemite seguir cobrando del erario público. El comunicado final del G-20+3 (España, Holanda y Chequia) es un batiburrillo de buenas intenciones en el que se han recogido los intereses de todos. En realidad es un manifiesto intervencionista keynesiano como la copa de un pino, pero han salvado la cara de los Estados Unidos, Bush y los liberales con el frontispicio de que todo se hace en aras del mercado. Lo único que tiene de mercado es que hay que terminar la denominada ronda de Doha y ahí es donde los países que quieren más mercado ponen más trabas, porque los verdaderamente proteccionistas no son los paises del Tercer Mundo sino Estados Unidos y la Unión Europea.

Menos mal que como la situación es realmente mala, al menos todos tienen la buena voluntad de que se arregle. Y si que hay que destacar un triunfador, ese es sin duda alguna nuestro presidente Zapatero. Ha conseguido todo lo que se había propuesto, empezando por la ansiada foto con Bush en la Casa Blanca con el dulce sabor de la revancha, ya que Bush se va y Zapatero se queda. Y aunque haya tenido que renunciar al discurso neomarxista que le habían preparado Caldera y Blanco,se ha llevado el gato al agua. Por mucho que se empeñen en disimularlo, la conclusión es más Estado, más regulación, políticas fiscales (que vete a saber cómo las aplican), y toneladas de gasto público. Adiós al pacto de estabilidad y el que venga detrás que arree. El presidente del PP, Mariano Rajoy, que no se ha enterado de nada, ha asegurado que es «positivo» que la cumbre de Washington haya  «apostado claramente» por la economía de mercado, y ha advertido al Gobierno de que esta cumbre «no puede ser excusa ni pretexto» para no adoptar medidas contra la «crisis de futuro» que vive España. Pero como a Zapatero hay que reconocerle una osadía sin límites le veremos -estoy seguro- en la próxima cumbre de abril en Londres, como Barack Obama, y esta vez con bandera.

Pero la falta de medidas concretas en la reunión el G-20 no ha convencido a los inversores que vuelven a centrar su atención en los datos macroeconómicos. El Ibex 35 se dejó un 3,77% y perdió el soporte de los 8.500 puntos arrastrado por Banco Santander y Sacyr Vallehermoso. La entidad cántabra cayó un 6,89% (cerró a 6,08 euros por acción aunque llegó a cotizar por debajo de los 8 euros), mientras que sus derechos perdieron el 24%. Por su parte, la constructora que preside Luis del Rivero cayó un 8,31% hasta situar su precio en los 7,06 euros por acción, ante las dificultades en la venta de su concesionaria Itínere al fondo de infraestructuras de Citigroup por 7.500 millones, deuda incluida. BBVA perdió un 5,13%.

Mientras los líderes mundiales tratan de solucionar una crisis que nunca sufrirán personalmente, ya que segurián cobrando lo mismo y además al multiplicarse las renuniones crecerán como las setas los expertos públicos y privados que vivirán a cuerpo de rey y recorrerán el mundo haciendo turismo financiero con cargo a nuestros bolsillos, no paran de llegar las noticas que sí afectan a los mortales de la calle, como el anuncio de Citigroup de que va a reducir su plantilla en 50.000 empleados para intentar salir de la crisis que sufre la entidad. Por su parte JP Morgan ha declarado que planea miles de despidos en todo el mundo.

En España, la planta de Ford en Valencia paralizará la producción a partir de la primera semana de diciembre y durante todo ese mes, lo que supone dejar de fabricar alrededor de 9.000 vehículos Focus ante la caída de la demanda. Esta paralización, acordada por la dirección y el sindicato mayoritario (UGT), se suma a la decisión adoptada para los días 21, 24 y 28 de noviembre, en que las jornadas industriales se convertirán en jornadas de vacaciones para toda la plantilla.Y esto no ha hecho más que empezar.

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